¿POR QUÉ ME VIGILAN SI NO SOY NADIE?
Marta Peirano (TEDxMadrid)
En la sociedad actual, pecamos de cometer tres grandes errores. El primero es que infravaloramos la cantidad de información que cada uno de nosotros producimos cada día. El segundo es que despreciamos el valor de dicha información. Y el tercero, es pensar que nuestro problema son las grandes empresas, como la NSA, y no darnos cuenta de que el problema está mucho más cerca de lo que imaginamos. Un ejemplo de ello es el alemán Malte Spitz, quien consiguió todos los datos que su compañía telefónica tenía sobre él (un excel de 30 832 líneas) de los últimos 6 meses, ya que es el mínimo que la ley obliga a las compañías grandes a guardar. Puede parecer que esos datos son irrelevantes, pero junto con los datos extraídos de sus redes sociales, crearon un mapa que podía especificar en todo momento dónde está, haciendo qué y con quién se relaciona. La razón de esto es que cada ciudadano tenemos ─como mínimo─ un dispositivo móvil que cada 5 minutos transmite una señal a alguna antena de alrededores, para así poder conectarse a la red, enviando del mismo modo información de ese dispositivo. No solo se consiguen datos mediante los teléfonos móviles y las redes sociales, otros dispositivos como los ordenadores, las cámaras de seguridad, los radares de carretera o los chips de identificación de diferentes tarjetas proporcionan información sobre otras cosas, entre otras la situación económica.
Esos datos, puede que pensemos que no se usarán para nada. Pero nos equivocamos. En un momento preciso, estos datos pueden convertirse en tu historial o tus antecedentes, y el gobierno u otras entidades (la mafia, por ejemplo) pueden tomar acción a partir de los datos que tengan. Del mismo modo, nuestros datos se venden. Para las empresas no somos personas, sino algoritmos, y esos algoritmos se utilizan para ejercer un control social. Podemos decir que en todo momento estamos vigilados, aunque no lo sepamos. Como dijo Jeremy Bethan: “La mejor manera de vigilar a una población es que no sepan cuando les están vigilando y cuando no”. Eso supone que contínuamente nuestros derechos civiles estén siendo infringidos.
La conclusión que podemos sacar de todo esto es que debemos encontrar alguna solución. Lo primero que debemos hacer es protegernos protegiendo nuestros dispositivos electrónicos y/o digitales. Además, debemos tomar consciencia de la cantidad de información que “compartimos”, para poder decidir qué información queremos compartir y cual no, sabiendo las consecuencias que eso tendrá.
Vídeo utilizado para esta reflexión: